Héctor de la Torre y Joel Contreras se subieron al podio en una de las competencias de robótica más reconocidas a nivel global
Por Dulce Peña - 27/08/2025
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Héctor Antonio de la Torre Robles y Joel André Contreras Torres, EXATEC egresados de Ingeniería Mecatrónica de campus Tampico, lograron el tercer lugar en el Autonomous Robot Manipulation (ARM) Challenge. 

El ARM Challenge, una de las competencias de robótica de la federación RoboCup, se realiza en colaboración con MathWorks. 

El desafío consiste en programar un brazo robótico capaz de identificar diferentes objetos y clasificarlos en contendores, mediante algoritmos de inteligencia artificial. 

Este año, participaron 120 equipos de todo el mundo por uno de los 8 lugares en la competencia final, la cual se llevó a en verano en Salvador de Bahía, Brasil. 

“Fue la primera vez que competimos contra gente de otros países y vimos el talento que hay en otros lugares, resultó muy competitivo e interesante” compartió Joel Contreras. 

 

Joel y Héctor durante la competencia. Foto: cortesía.
Joel y Héctor durante la competencia. Foto: cortesía.

 

Programar un brazo robótico 

La función principal del brazo robótico era limpiar una mesa sobre la que se encontraban diferentes tipos de objetos, como latas, botellas, plumas y cubos de colores.  

A su vez, la mesa se encontraba dividida en secciones en las que los objetos podían permanecer fijos, cambiar de posición u orientación, o incluso se alternaban. 

Para cumplir su función, el robot estaba programado con algoritmos de visión que identificaban y ubicaban cada objeto, permitiéndole ir por ellos y tomarlos. 

 

 

Después, el mismo algoritmo clasificaba el objeto para depositarlo en uno de dos contenedores de diferentes colores. 

“Lo dividimos en dos partes. Héctor se encargaba del control y movimientos del robot y yo me encargaba de la visión, que era usar las cámaras para reconocer los objetos y programar los algoritmos” explicó Contreras.  

El equipo argumentó que uno de los factores que marcó la diferencia en su proyecto fue el algoritmo que programaron.  

“Llevábamos un algoritmo de visión avanzado, era un conjunto de datos completo de 300 a 400 fotos... el entrenamiento era rápido, eficiente y nos permitía clasificar cualquiera de los objetos sin importar la posición de la cámara”  expuso Joel.  

 

La ruta a Brasil

Antes de la competencia presencial, cada equipo entregó una simulación de su brazo robótico en Ubuntu, un simulador que permite diseñar y probar robots, así como hacer pruebas de los algoritmos programados.  

Sin embargo, a Héctor y Joel les tomó 2 años llegar al mundial, ya que también clasificaron como finalistas de la edición 2024 del ARM Challenge al cual no pudieron asistir.

Los estudiantes no permitieron que esta situación los desalentara, en su lugar, la tomaron como motivación para mejorar su proyecto y volver a clasificar el año siguiente. 

 

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“Mejoramos la visión de la cámara e hicimos más cuidadosos los movimientos del robot... el año pasado no se profundizó mucho la documentación, así que también nos enfocamos en pulir eso” comentó Héctor de la Torre.   

Finalmente, recibieron la noticia de que habían quedado finalistas por segundo año consecutivo. 

“Hubo apoyo de los profesores en todo momento, tanto con dudas o problemas del proyecto, como en cuestión de logística del viaje, lo cual hizo posible que sí pudiéramos asistir este año” añadió Héctor.

 

Manos al robot

Durante la competencia experimentaron sentimientos encontrados: la emoción de convivir con culturas diferentes y el nerviosismo de enfrentarse a un entorno altamente competitivo. 

“Son experiencias transformadoras porque se enfrentan a situaciones que nunca habían vivido; se encuentran en un entorno real, muy diferente al aula” opinó Irandi Gutiérrez, profesor de Mecatrónica de campus Tampico.  

Los equipos finalistas sólo tuvieron dos horas diarias para trabajar en la solución del reto final. 

“Lo más difícil para mí fue la ambigüedad del reglamento, pero pronto nos dimos cuenta de que gracias a esa ambigüedad también teníamos más libertad creativa” compartió Héctor. 

 

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“No teníamos la cámara física del robot en el campus, entonces no pudimos planear algo con anticipación... resolvimos los problemas que surgieron durante la competencia” añadió Joel.

A pesar de haber viajado solos, los estudiantes recibieron apoyo de sus profesores a la distancia, lo cual los motivó a no perder el enfoque durante la competencia.  

Finalmente, después de 3 días de trabajo, el equipo tampiqueño fue reconocido con el tercer lugar del Robocup ARM Challenge. 

 

Aprendizaje que trasciende el aula 

Crecimiento personal, nuevas habilidades y experiencia para la vida profesional, fueron herramientas que Joel y Héctor dijeron haber desarrollado a través de la competencia. 

“El hecho de hacer networking, de conocer y darte a conocer con la gente fue algo fundamental. En algún momento, en alguna entrevista, te será útil” opinó Héctor.  

“Parte de la visión artificial que yo implementé puede ser ocupada muy bien en proyectos industriales, fue por lo que desarrollé este proyecto, porque sé que tiene aplicaciones reales” compartió Joel.  

Los profesores también pueden notar una mejora en su labor a partir de colaborar con alumnos en este tipo de proyectos. 

 

“Hacer networking, conocer y darte a conocer con la gente fue algo fundamental. En algún momento, en alguna entrevista, te será útil” .- Joel Contreras

 

“Si yo observo a mi yo de hace tres años, le falta mucha experiencia, tanto en la parte técnica como en la parte de apoyar a los alumnos, ahora ya me es más natural poder guiarlos” expresó el profesor Irandi.  

Los profesores esperan que los alumnos continúen involucrándose en proyectos de esta índole.  

“No prometo un camino fácil, pero sí es un camino que vale la pena recorrer” el profesor Gutiérrez motiva a los estudiantes a explorar estas competencias.  

 

 

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